Lo que sigue es el testimonio de un acto de flagrante discriminación y de secuestro de una bebé de meses hija de un matrimonio legal entre dos mujeres. Ocurrió en Tucumán, es vox populi que la apropiadora cuenta con el aval de la curia y la justicia no interviene. Compartimos esta información infamante y llamamos a accionar en contra de este acto de lesbofobia difundiendo este caso.
“Soledad y Natalia conforman una familia con dos hijos/as, un varoncito de 4 años y una beba de 10 meses. Se conocieron hace 8 años en una fiesta y el pasado viernes 8 de octubre se convirtieron en el primer matrimonio igualitario entre mujeres en el interior de la provincia de Tucumán. Pero lo que debería haberse convertido en un gran festejo, estuvo condicionado por una terrible tragedia que ya lleva demasiado tiempo.
“El pasado 17 de setiembre, cuando Soledad llevaba a su beba para un nuevo control medico, fueron interceptadas por Noemí, su madre y abuela de la beba (la beba fue gestada por Soledad). Este episodio de violencia fue en la puerta del domicilio que comparte con Natalia y delante de numerosos/as vecinos/as. «Nadie salió a defenderme ni quisieron luego atestiguar, allí viví la vulneración de ser mujer, pobre y lesbiana. Me sentí invisible» dice Soledad. Desde entonces ni Natalia ni Soledad han podido reencontrarse con la beba lactante. «Mi vida de verdad comenzó cuando conocí a Natalia, al principio éramos amigas. Nos conocimos en una fiesta y luego fuimos de a poco siendo cada vez más cercanas. Yo me sentía como en un sueño de conocer alguien como yo. Cuando ella decidió ser mamá yo lo senti como nuestro primer hijo, pero yo no tenía idea de que podíamos ser una familia hasta que se aprobó la ley y empezamos a vernos como una familia. Yo también quise ser mamá y agrandar la familia y nació la beba, luego se aprobó la ley y empezamos a organizar el casamiento. Y cumplí mi sueño de casarme muy enamorada» relata Soledad.
«Noemí, madre de Soledad, en un principio se opuso a la relación de ellas y cuando se entero del embarazo, cortó todo tipo de relación con su hija. Luego, una vez que nació la beba tuvo un acercamiento. «Una prioriza la familia, yo se que mi madre fue terrible conmigo, pero pensé que iba a cambiar con el nacimiento de nuestra hija, que iba a reflexionar… a pensar más. Me equivoque». concluye Soledad, quien aún tiene las marcas de la lesbofobia de su madre, con innumerables relatos con situaciones de violencia física y psicológica en su niñez y adolescencia. «Siendo niña mi madre ejercía violencia física”, en varias oportunidades las maestras tuvieron que intervenir para detener a la madre de Soledad ya que llegaba a la escuela con visibles marcas de agresión» recuerda Soledad.
«Pero un día, Noemí (la abuela) le quemó la cara a la beba (su nieta) con crema para depilar porque le quiso quitar el vello facial (lanugo), esto motivo que decidieran alejarse de ella. Desde entonces Noemí comenzó una serie de agresiones telefónicas y apariciones en el barrio donde viven Soledad y Natalia con el pretexto de impedir que la beba viva con lesbianas. «las chicas no tienen marido pero son buenitas, y la señora aparecía a los gritos diciéndoles de todo» aporta una vecina que prefirió no identificarse «pero aquí la gente no sirve, yo no estaba ese día, pero todo el barrio las critica así que menos que menos para que vayan a ayudarlas».
«El 17 de Septiembre Natalia estaba con el hijo de ambas de 4 años cuidándolo en el trabajo y Soledad llevaba a la beba a un control en el centro de salud cercano cuando fue interceptada por su madre, Noemí, quien la atacó y le quitó su beba. Golpeada y aún conmocionada, Soledad intentó hacer la denuncia en la Policía de su barrio (Villa Obrera en la ciudad de Tafi Viejo). Pero debido a la amistad entre funcionarios policiales y su padre, no se la recibieron y debió recurrir a la Seccional Norte, también de Tafi Viejo. Con la denuncia policial, empezó su recorrido por tribunales, fue atendida por un defensor oficial. En Tribunales le decían que no estaba su causa, que no tenían noticias de ella.
«Cansada de penar en interminable esperas y ninguna respuesta, el 28 de Septiembre se contacta con Crisálida Jus (el área legal de Crisálida, ONG que trabaja diversidad afectiva sexual y expresiones e identidades de género). Al día siguiente, acompañada por el abogado Agustín Martínez, coordinador de Crisálida JUS, a través de una consulta por Mesa de Entradas Penal, son informadxs que no había ninguna causa iniciada. Siendo así, y atento a que la menor fue arrebatada en la puerta de casa de Soledad, se pide intervención a la oficina de Violencia Doméstica de la CSJ. Allí, toman la denuncia de Soledad, y la remiten a Fiscalía VI. Con ese hecho, la Policía de Tafí Viejo, se ve obligada a remitir sus actuaciones. La causa llegaría a Fiscalía VI recién los primeros días de Octubre. En Fiscalía VI le toman declaración a Soledad el Viernes 1 de octubre. Pese a los insistentes pedidos de Soledad, la Fiscalía VI no le entrega ninguna constancia ni copia de la declaración. Le prometen que iba a recuperar a su bebé en cuestión de días.
«Lo que siguió por parte de la Fiscalía VI a cargo de la Dra. Adriana Reinoso, es un suerte de confusiones en el envío de expedientes y pases, extravíos varios, demoras y dilaciones -agrega el abogado Agustín Martínez- «llama la atención un error en el envío del expediente por parte de la fiscalía ya que se manejan por turnos y todo computarizado». El jueves 7 de octubre, con el acompañamiento de Crisálida JUS, Soledad intentó que el juzgado de paz de Tafí Viejo interviniera pero el funcionario no se encontraba, por lo que decidió intentar una vez más una resolución pacifica con su madre y su padre, por esto fue a verlos/as y pedirles la restitución de la beba, acompañada por la policía de la Villa Obrera y por el Dr. Martínez. Lo que siguió fue un episodio de violencia en el que la madre nuevamente manifestó que no se la entregarían a una lesbiana. Luego de un tenso episodio, acordaron que al dia siguiente se produciría la restitución y que se acordaría un régimen de visita por parte de sus abuelxs.
“Tal y como lo habían planificado el viernes 8 de octubre, Soledad y Natalia se casaron al mediodía en el Juzgado de Paz de Tafi Viejo. Luego de la ceremonia, el Juez de Paz aviso que convocaría a una reunión conciliatoria para el día miércoles 13. Luego de esto, Soledad y Natalia acompañadas por lxs abogadxs Agustín Martínez y Mariana Álvarez se dirigieron a la policía de la Villa Obrera (donde no quisieron recibirle la denuncia la primera vez). En un principio el oficial a cargo no quiso enviar policías para que acompañen a Soledad y lxs abogadxs, y luego no quiso emitir constancia del pedido ni de la negativa. Todo cambio cuando activistas de Crisálida le avisaron al oficial que estaban filmando todo y esto se difundiría ante los medios de comunicación. La policía entonces accedió a acompañarlxs, pero al llegar al domicilio fueron recibidos por Fernanda, hermana de Soledad, quien les dijo que no estaban ni la beba ni la abuela. «También nos informó que presentaron una denuncia por abandono de la beba desde el mes de abril» relata Martínez «Soledad y Natalia cuentan con el carné de vacunaciones en donde se registra como última fecha de revisión el 19 de agosto del 2010 y la cita para una nueva revisión el día 17/09/2010».
“Ahora que están casadas, Natalia y Soledad iniciarán los trámites de reconocimientos de sus dos hijxs y están dispuestas a continuar hasta que se les restituya su hija, sin embargo siguen siendo invisibles para la ley y para la justicia tucumana.
Crisálida Biblioteca Popular de Género, Diversidad Afectivo Sexual y Derechos Humanos.
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