Javier Astigarraga nos acerca un texto con sus reflexiones acerca del comportamiento humano y la necesidad de reconciliarse con los errores propios. Fueron publicadas por La Gaceta de San Miguel de Tucumán el día 28 y son oportunas en el clima de “balance” de fin de año.

“Desde el principio existió una norma de oro que jamás se aplicó: “Trata a los demás como quieres que te traten”. Porque disfrazada tras toda discriminación prevaleció siempre la violencia. Aunque la prédica sea el amor a los otros, la democracia, o la justicia, prima el yo y hace que esos ideales sean sólo aproximaciones que nunca se concretan. La radiografía de nuestros intentos de una sociedad de convivencia lo muestra claramente. Pobres y ricos, negros y blancos, jubilados o activos, viejos y jóvenes, creyentes o ateos, etc. son sólo algunos ejemplos de ello. Lo negativo de esta crisis social, personal y organizativa se debe a la discriminación. Y la rebeldía ante el deber ser impuesto y discriminatorio, que no cumplen quienes lo imponen, genera el desorden social que estamos viviendo con sus consiguientes fragmentaciones y caos creciente. Debería ser hora de reflexionar sobre los errores de toda índole que hemos cometido y reconciliarlos, cayendo en cuenta de que las imposiciones de un deber ser viejo, si bien nos ha traído hasta aquí, no sirven ya para el futuro que queremos para todos”.

Javier Astigarraga
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