Nuestro amigo Paco vaquero nos envía desde Canarias este testimonio de un amigo cubano con quien suele intercambiar sobre estos temas negados. Es Jorge González, un delegado elegido por sus vecinos durante cuatro períodos consecutivos que no es militante del Partido Comunista. El da un testimonio personal de su experiencia.

“Hace diez años, no tenía idea real de lo que era la labor de un Delegado del Poder Popular, ¿cómo saberlo si no había pasado por experiencia tan singular? Es cierto que desde el año 1976 participaba de una manera u otra en los procesos electorales, pero no participaba del mecanismo posterior que, en la práctica, es “el pollo del arroz con pollo”, para decirlo en buen cubano. Cuando para las elecciones parciales del año 2000 un vecino me propuso como candidato a Delegado en una reunión pública en el barrio sentí un poco de temor pues nada sabía sobre dicho cargo y mucho menos cómo compartir mi trabajo como artista, poeta en ratos libres, profesor y la atención a mi familia, con multitud de reuniones, despachos a los electores, trámites en las oficinas estatales y muchas cosas más que vendrían después.

“Han pasado diez años desde entonces y durante cuatro mandatos consecutivos fui nominado y elegido una y otra vez por mis vecinos como su Delegado del Poder Popular, perdiendo el nombre propio, dejando pendientes proyectos personales, sacrificando en parte la vida privada y familiar por atender los reclamos de muchos que en mí confiaron y que no merecían que les olvidara en la hora precisa.

“Poco a poco aprendí que un buen Delegado no es aquél que “resuelve” problemas, sino el que los tramita y los sigue hasta que tienen solución o al menos respuestas sensatas y veraces de los organismos pertinentes cuando es imposible atender los reclamos materiales en ese instante, pero lo es también aquel o aquella persona que sabe escuchar un problema entre esposos, entre padres e hijos, entre vecinos y dar un consejo oportuno cuando se le solicita, el que vela para que no quede un niño sin ir a la escuela, el que se preocupa junto al médico de la familia y los trabajadores sociales por cualquier problema de salud que tenga una persona anciana o no en su área de atención, es aquel o aquella persona que dispone de todo el tiempo del mundo para escuchar a los demás y cada seis meses les rinde cuenta de toda la gestión realizada a los que lo eligieron
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“El Delegado es un ser imprescindible a nivel del municipio donde desarrolla su labor porque no sólo representa a sus electores y trata de lograr beneficios para su área, su labor cimera se concentra en lo que puede aportar con sus ideas en las comisiones permanentes de trabajo y en las sesiones de la Asamblea Municipal, en todos los temas sensibles y en los planes que a ese nivel se pretendan realizar cada año y que son aprobados por ellos.

“¿Cómo entonces quedar impasible al escuchar o leer tantas tonterías y mentiras sobre el proceso electoral cubano?, ¿cómo callar ante las infamias de nuestros enemigos cuando afirman que si no se es militante del Partido Comunista es imposible acceder hasta un simple cargo de Delegado del Poder Popular? Pues yo me puedo poner de ejemplo precisamente por no ser militante, y muchos más como yo tampoco lo son, porque el único requisito que se pide es la honestidad y la transparencia de los candidatos y, en votación directa y secreta, el pueblo les concede su beneplácito, a partir de biografías simples -sin campañas de promesas y más promesas como es usual en procesos electorales fuera de nuestro país y que casi siempre se olvidan una vez en los cargos-, y una modesta foto personal, pero también, de no cumplirse con lo que se establece, esos mismos electores te pueden revocar en cualquier momento del mandato de dos años y medio, como lo establece la ley.

Mañana publicaremos la segunda parte, una descripción del procedimiento electoral, las impresiones de los jóvenes que participan desde los 16 años, el movimiento y las impresiones de los vecinos y el orgullo de los cubanos por su sistema electoral.