El “poder local” en el interior de la Argentina es una mala imitación del esquema feudal que dominó en la Edad Media europea. Su base era la posesión de la tierra, un pequeño ejército y un entramado de influencias religiosas y políticas. Hoy el equivalente es «la amistad» de un juez, la complacencia de un obispo, la complicidad de un comisario y, por si lo anterior no fuera suficiente, un pequeño grupo de hombres armados. Todos esos personajes y fuerzas oscuras actuaron en pleno siglo 21 en la provincia de Formosa (ver notas anteriores) buscando quitarle al pueblo originario qom-toba lo que queda de sus tierras ancestrales: unas dos mil hectáreas de 5 mil que tenían asignadas.
Esta vez, los criminales están siendo jaqueados por un amplio sector de la prensa nacional que quiere difundir lo que está pasando para poner fin a sus atropellos a la dignidad humana. Para ampliar el espectro de miradas sobre el tema, reproducimos una nota de un hombre que conoce a fondo la problemática de nuestros hermanos y la complejidad de su cultura.
«Formosa: Civilización o Barbarie
«El episodio de Formosa no es un caso aislado. Falta una verdadera reparación histórica de los pueblos originarios» afirma el autor.
Escribe Pedro Raúl Noro*
«El episodio de la represión a la comunidad qom-toba La Primavera, de Formosa, no es nuevo. En todo caso, es un eslabón de una cadena cinco veces centenaria de excesos y brutalidades en contra de los pueblos originarios , que comenzaron con la conquista.
«Y continuaron en el período colonial, se profundizaron en el período de la reorganización nacional -en particular, con la campaña al desierto y la explotación del monte chaqueño- y que hoy continúa de distintas formas y con diversos pretextos judiciales en muchos territorios del país, desde la Patagonia hasta la puna jujeña.
«La vieja dicotomía entre civilización y barbarie produjo centenares de miles de desaparecidos, aparte de los torturados, detenidos y esclavizados (mucho antes de los 30 mil compañeros que sufrieron un destino parecido durante el último proceso militar) con el pretexto de integrar a nuestro país a la democracia civilizada y racional eurocéntrica.
«Mas allá del reclamo de supuesta propiedad territorial que hacen hoy los descendientes de gringos, con sospechosos papeles en mano, y que desencadenan severas y ’legítimas’ acciones por parte de autoridades, jueces y policías, tales supuestos propietarios, en ocasiones, no tienen ni siquiera una centuria en el país, mientras que los qom-tobas, acreditan, por lo menos, 12.000 años de cotidiano recorrido por esos parajes hermosos e inexplotados de la Madre Tierra que hoy se ve compulsivamente violada y contaminada por intereses sojeros y/o madereros. La Marcha de los Pueblos Originarios que finalizó el 20 de mayo pasado en Buenos Aires, con una entrevista a la Presidente de la Nación, intentó, entre otros objetivos, alertar contra el mantenimiento de estos operativos racistas, atendiendo al sincero reconocimiento constitucional de las etnias como preexistentes a la nación misma y, obviamente, preexistentes al derecho de propiedad capitalista impuesto por los conquistadores y reconocido luego por los criollos.
«A la luz de todo lo dicho, es necesario repetir una vez mas: para nuestros hermanos la tierra no es un papel pergeñado en el despacho de un escribano publico y legitimado por una burocracia judicial nacida en una coyuntura circunstancial y mudable que se niega a efectuar una verdadera reparación histórica a los valores y creencias preexistentes.
«Para nuestros hermanos, la tierra es un ser sagrado, la Pachamama, madre común de todo lo existente; y el ser humano, el sentido trascendente de la tierra y de la vida cuyo destino se encuentra indisolublemente unido al cuidado y la preservación material y espiritual del entorno dentro del cual desarrolla su acción.
*Secretario de Comunicación de la Organización Barrial Tupac Amaru