El 17 de noviembre de 1972, Juan Domingo Perón regresó a Argentina luego de casi 18 años de exilio que fueron 18 años de lucha popular para concretar su regreso. En conmoración de la resistencia activa que practicaron hombres y mujeres, trabajadores y estudiantes provenientes de todas las capas sociales para recuperar a su líder y, poco después, ungirlo presidente de la república por tercera vez, el día de su retorno se consagró como Día del Militante.
Hay muchas definiciones de militancia y militante, pero hay algunas características que son propias de estos conceptos, la permanencia en la acción, el anonimato, la solidaridad, la generosidad, la fidelidad a los ideales… Son privativas -más que de las ideologías- de un tipo de ser humano y su validez se ha extendido para involucrar a un amplio sector que hoy puede definirse -a falta de un calificativo mejor- como “progresismo”. Así lo entendieron los humanistas que, a mediados del año 2000, escribieron en su periódico “El Humanista” una reivindicación de la militancia de base. Nos la recuerda Juan Esponda, desde Santa Rosa de La Pampa.
“El 8 de marzo último el Partido Humanista cumplió 16 años, con personería jurídico-política a nivel nacional y participando en todas las elecciones durante ese tiempo. Ahora –precisaba el redactor del periódico El Humanista- por primera vez en el mundo un candidato humanista resulta electo en una ciudad importante (Buenos Aires), en comicios a los que se concurrió sin formar alianzas ni frentes, con exclusiva fuerza propia. ¿A quién se debe el logro de este objetivo?:
“A la que salió a afiliar, al que se afilió, a los que organizaron las campañas de afiliaciones, a la que preparó el engrudo, al que pegó el afiche, a la que le dijo al vecino que votara al PH, al que hizo unos trámites, a la que hizo otros trámites, al que pidió plata en la calle, a la que le pidió plata a los parientes, al que compró la cal, a la que trajo el ferrite, al que preparó la pintura, a la que llevó un tacho, al que consiguió los pinceles, al que prestó el auto, a los que cargaron los tachos, a los que salieron a pintar,
“a la que se endeudó, al que siguió afiliando, a la que habló con su familia, al que le comentó a sus compañeros de trabajo, a la que la echaron del trabajo, al que viajó a dedo, a la que tomó nota, al que durmió poco, a la que durmió menos, a los que no durmieron, a la que vivió en una carpa, al que siguió afiliando, a la que siguió con los trámites, al que compró un megáfono, a la que trajo las pilas, al que gritó que hay que votar al PH, a la que escribió un panfleto, al que fue a la imprenta, a la que trajo los paquetes de la imprenta, a los que repartieron los volantes, a la que pegó más afiches, al que fue preso, a la que editó un periódico, al que consiguió los avisos, a la que le llevó el periódico a los vecinos, al que le dio el periódico a los parientes, a la que lo llevó a la escuela, a la que no se equivocó, al que metió la pata y siguió haciendo, a la que siguió afiliando, al que hizo los afiches con planograf, a la que puso a secar los afiches, al que volvió a pedir plata, a la que tomó fotos, al que preparó café, a la que tipeó las notas, a la que viajó a Ushuaia;
“al que vino a Buenos Aires, a la que colaboró un rato, al que dio una mano, a los que están en todo momento, a los que partieron pero están siempre, al que inventó un programa de radio, a la que habló en la radio, al que escribió una gacetilla, a la que llevó la gacetilla, a la que llamó al diario, al que llamó a la radio, a la que fue a la televisión, al que dijo un discurso, a la que llevó sus amigos a un acto, al que llevó a su familia a una marcha, a Silo, al que levantó el palco, a la que colgó los pasacalles, al que llevó una escalera, al que hizo las banderas, a la que cosió el cartel, al que manejó el camión, a la que consiguió un local, al que pintó el local, a la que editó otra revista, al que consiguió más avisos, a los que siguieron afiliando, a la que siguió pegando afiches, al que tuvo que hacer más trámites, a la que reclamó en el juzgado;
“al que habló con los periodistas, al que fue candidato, a la que fue candidata, al que filmó, a la que diagramó el periódico, al que se enfermó, a la que organizó una reunión con los vecinos, a la que organizó mil reuniones con los vecinos, al que limpió el local, al que se durmió en una conferencia, a la que discutió con el intendente, al que aprendió computación, a la que envió un fax, al que reformateó el disco, a la que pagó la nafta, a la que volvió a pedir el voto para el PH, al que se desanimó y siguió adelante, al que se tuvo que poner corbata, a la que manejó todo el día, al que tuvo que sacarse la corbata, a la que consiguió fiscales, al que fiscalizó, a la que preparó la comida, al que lavó los platos, a la que siguió afiliando, al que cambió una lamparita, a los que votaron al PH…”