Kamala Orozco envía hoy una síntesis sobre el Festival de Cine del Sahara, al que denomina “FiSahara, no sólo un festival de cine” y llama la atención sobre el hecho de que el comienzo del Festival “marca el comienzo de la primavera”.
Ayer escribimos que es el festival que más singularidades reúne: es el único que se hace en pleno desierto, al aire libre, en un campamento de refugiados; el único Festival que nace con vocación de desaparecer; sin fines comerciales cuenta con el apoyo desinteresado de multitud de personas del mundo de la cultura (cine, música, literatura), así como de diversas instituciones públicas y privadas y actores que pagan sus gastos para apoyar la causa de la independencia de un pueblo. Es una cita puntual dentro de un proyecto más amplio y anual: Cine y territorio para el Pueblo Saharaui.
Las películas españolas son las principales protagonistas de la muestra, pero este año han llegado visitantes también de Sudáfrica, país invitado y del «Reino Unido, donde Ken Loach apadrinó hace unos meses un festival hermanado con el del Sahara. Entre las caras del cine español -los que mayor apoyo brindan al FiSahara- estuvieron Victoria Abril, Rosa María Sardá, Antonio de la Torre, Alberto Ammann, Lluvia Rojo o Alex Angulo».
Dajla, un campamento de refugiados de 40.000 habitantes alberga no sólo al festival sino a personas de todo el mundo. Cuenta Kamala en un cable que nos envían los organizadores: “La hospitalidad saharaui es legendaria, pero vivirla es muy especial. En las jaimas en las que hospedan a los 400 visitantes que este año han acudido al FiSahara (entre actores, organizadores, prensa, y participantes que pagan su viaje por 700 euros, muchos de ellos familias de acogida de niños saharauis en verano), no falta de nada. Ofrecen todo lo que tienen con una sonrisa y están pendientes de sus invitados, más allá de lo que manda la hospitalidad. El afecto no tarda en llegar”.
Por si faltaba una singularidad hay que apuntar también hospitalidad y afecto.