La llegada a Haití de Jean Claude («Baby Doc») Duvalier fue un impacto de gran magnitud en su país y ha llamado la atención del mundo entero. En verdad, nadie esperaba que el ex dictador, dejara su cómodo refugio en Francia para regresar a un territorio que había asolado con crímenes  de lesa humanidad y delitos económicos. Sin embargo, reconozcamos que hubo señales.

Baby Doc fue el continuador en el poder y en la metodología de gobernar de su padre François Duvalier, quien se hacía llamar “Papa Doc”. Si bien este había llegado al gobierno  por elecciones en 1957,  se apoyó en un ejército renovado y con ese sostén y el de un “grupo de tareas” gobernó despóticamente la isla hasta su muerte en 1971.

Jean Claude Duvallier, quien fue “el más joven Jefe de Estado en la historia republicana de América” utilizó los servicios de su madre y hermana para administrar el país y una  fuerza para militar -los “Tonton Macoute”- creada por su padre para acallar a la oposición. Se dice que los Tontón llegaron a desaparecer a más de 150 mil personas en 29 años, en su mayoría civiles opositores. Se denominaban oficialmente “Voluntarios de la Seguridad Nacional” y fueron sinónimo de represión amparada por el poder, como luego lo fue la “Triple A” en Argentina.

Con el transcurso de los años,  Jean-Claude intentó medidas humanitarias para mejorar su imagen, como la liberación de algunos presos políticos y la creación de una “prensa opositora”. A mediados de la década del 80 los Estados Unidos le soltaron la mano al difundirse en su país que la mayor parte de la ayuda que llegaba a Haití iba a las arcas personales de “Baby Doc” quien alcanzó a huir con una fortuna de más de cien  millones de dólares. Sin la protección de los EE.UU. el pueblo haitiano -a esa fecha el más pobre de América- lo derrocó en 1986. Entre padre e hijo completaron 29 años de un gobierno que se burló del hambre de la población y cometió delitos de lesa humanidad. 

La fecha del retorno ha sido una sorpresa pero no se puede decir lo mismo de las intenciones de regreso de Jean-Claude quien las había anunciado en 2004 para postularse a Presidente en las elecciones de 2006. El Partido de la Unidad Nacional que creó su padre, aún existe y es la vía que le facilitaría participar del juego democrático si es que supera, como parece que va a ocurrir, los escollos judiciales.

Deliberadamente hemos escrito “escollos judiciales” porque es indudable que el ex dictador no hubiera regresado de no contar con argumentos -lícitos o ilícitos no es relevante- para superar acusaciones de delitos de lesa humanidad y de corrupción en todas las formas imaginables. Parece que esto está solucionado por una fuerte mano protectora, como asimismo otros detalles sobre los que volveremos mañana.

 Para algunos analistas el regreso del ex dictador es la desgracia que le faltaba a Haití, que parece asolada por los cuatro jinetes del Apocalipsis. Las desdichas e infortunios provocados por el terremoto, que se sumó a los atroces padecimientos de la miseria,  fueron los antecedentes de una epidemia de cólera aún no revertida. El castigo se completa ahora  -opinan lo bíblicos- con la aparición de un enviado de las sombras: “Baby Doc”, “el hijo del mal”. Muy apropiado como guión para una película de suspenso pero no hay que olvidar que aquí están en juego intenciones humanas y no fuerzas mecánicas. Haití enfrenta el fuerte desafío de mandar a la cárcel al dictador que regresa y -más importante aún-  de evitar que le roben lo que queda de su independencia.