Si se construyera una campana de madera, con un palo como badajo, su sonido apenas se escucharía en un radio de pocos metros. La campana metálica tiene una resonancia  que llega a kilómetros y ofrece diferentes tonalidades sonoras al punto de constituir un lenguaje diferencial en sus convocatorias. Así llama a la reunión para misas ordinarias o extraordinarias; a duelo –toque de dolor- por un muerto; a decir las oraciones del  “angelus” del mediodía -en los conventos también las del amanecer- o del Ángel del atardecer -siempre son tres pero a esta hora precedidas de un repique- y a otras diferentes actividades. Echadas a vuelo,  su retumbo eufórico significa que está sucediendo un acontecimiento magno. Hasta hay conciertos de campanas, como el de Brian Banks pero son mejores los improvisados de acuerdo al  tañido. Hemos sentido su impacto en los cuatro puntos cardinales de Moscú pero no son menos portentosas las de Córdoba, en Argentina. Son comentadas las de San Pedro Cholula, en Puebla, México.

A esta altura debemos decir que tales conciertos no producen en la mayoría de los escuchas otra cosa que miedo. Es diferente el sonido de los carillones sonando por separado -sorprenden gratamente- e informando de distintos temas en distintos momentos. Pero cuando se tata de empequeñecer al oyente, la concordancia de los campanarios aplasta.

La difusión de las noticias en una sociedad ha sido asimilada al efecto de las campanas sobre una pequeña ciudad. Cuando el director del concierto hace sonar los metales de acuerdo a su arbitrio nadie puede dejar de atender el mensaje.

Algo similar ocurre con los grandes medios monopólicos de comunicación. Las ideas que disienten con lo establecido, las que señalan las carencias y aportan soluciones por fuera del “sistema” tienen como destino “la de palo”.

Mucho se habla de “escuchar las dos campanas”  aludiendo a informarse con amplitud antes de tomar una resolución o de adherir a una posición o a otra. Pero -aunque se haga así-  habrá siempre una apañada por el metal y otra contenida en la madera.  De todos modos, el intento es válido y si muchos nos proponemos -abiertamente hemos llamado y llamamos a expresarse a través de los blogs-  el concierto sonará diferente.

Con el título “Campana de Palo” inauguramos una sección de este blog que incluirá un punto de vista diferente, de otros grupos o personas, que nos parezca útil conocer. Desde ya, no significa adhesión a lo que se difunda porque esto es explícito en lo que nosotros escribimos en el blog. Pero hay cosas que -aún las no compartidas- deben conocerse para completar la visión de una realidad fragmentada.

Los invitamos a ver la siguiente entrada.