«Cada año a finales del mes de enero, 1.000 ricachones de la élite global se reúnen en las pistas de esquí alpinas de Davos (Suiza) para planificar estrategias con el fin de ganar aún más dinero y de convencer al mundo de que son tipos simpáticos» Informa http://www.notienred.com/politica-davos-inversiones.html que el comentario anterior es “el arranque del vídeo viral que está dando vueltas al mundo que ofrece una visión alternativa sobre lo que realmente pasa en este foro económico.” Una visión sesgada -por supuesto- pero cercana a la verdad.
¿Qué es el Foro de Davos? Wikipedia ilustra: “El Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) o también llamado Foro de Davos es una fundación sin fines de lucro con sede en Ginebra y es conocida por su asamblea anual.” Quienes participan deben pagar aranceles de distinto monto según sean empresas de mayor (“la empresa tipo” es la que factura cinco mil millones de dólares) o menor importancia; el mismo criterio se aplica para las “instituciones financieras”.
«Los asociados industriales provienen de una amplia variedad de sectores empresariales, entre ellos, construcción, aviación, tecnología, turismo, alimentos y bebidas, ingeniería y servicios financieros. Estas empresas conocen muy bien los problemas mundiales que más afectan a su sector industrial específico.
Asisten, además, políticos, representantes de academias, organizaciones no gubernamentales, líderes religiosos y los medios de comunicación. En total, cerca de 500 periodistas de medios de comunicación en línea, prensa, radio y televisión participan de la Asamblea Anual.»
La crítica reiterada es que se trata de un ámbito que sólo sirve para atar negocios y no se discuten temas de importancias o, si se los trata, es desde el punto de vista de los negocios.
Fondo Monetario Internacional. Una de las principales decisiones de la delegación argentina fue someterse voluntariamente al Fondo Monetario Internacional (FMI). La agencia Bloomberg fue la primera en informar, el 20 de enero, que el ministro de Economía (hoy, en lenguaje neoliberal es “Hacienda y Finanzas”) se reunió con Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, para discutir la reanudación de los lazos entre Argentina y el organismo de crédito. Prat Gay concedió que permitiría la revisión de la economía argentina desde 2006, año en que Néstor Kirchner canceló las deudas con el organismo y rompió con él, en una medida reclamada por el partido Humanista desde 1984.
La intromisión del FMI incluye conversaciones con legisladores, empresarios y sindicatos y “recomendaciones” de cuya observancia depende la calificación del FMI sobre la economía del país.
Macri se atribuye logros ajenos. A su regreso de la ciudad suiza de Davos, donde Macri se sometió voluntariamente a los dictados del FMI buscando préstamos para negocios en obras de infraestructura, el presidente argentino se adjudicó haber conseguido inversiones que ya había anunciado la anterior presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2015. Se trata de 600 millones de dólares que Renault ya tenía previsto para la producción de tres modelos de pick-ups en su planta en la provincia de Córdoba. Otro tanto sucede con 1000 millones de dólares que Coca Cola había decidido invertir en los próximos cuatro años.
Estas inversiones que ahora Mauricio Macri intenta apropiarse fueron difundidas por la agencia oficial Telam el 7 de abril de 2015 precisando que no es sólo la firma francesa (como dice Macri) sino también la japonesa Nissan. En aquel momento dijo la presidenta CFK: “La automotriz Nissan comenzará a producir en el país tres nuevos modelos de pick ups destinados al mercado local y a toda Sudamérica, en la planta que la firma Renault posee en la localidad cordobesa de Santa Isabel.” Estaban presentes el director general de Renault en Argentina, Thierry Koskas, y el presidente de Nissan para América Latina, José Luis Valls.
En cuanto a la empresa Coca Cola se trata de dinero que ya comenzó a aplicarse en una nueva planta de embotellado de productos, en construcción en la provincia de Corrientes y en otras diversas obras para los próximos cuatro años. Nada nuevo.
Otra muestra de que Macri no sabe de qué habla y su famoso equipo de asesores lo inducen a error en forma permanente. Eso pasa porque no sólo no sabe: tampoco piensa y, menos aún, estudia.