Aunque con pocas expectativas de arribar a buen fin, el Gobierno de Argentina solicitó ayer al secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, que impulse urgentes conversaciones con el Reino Unido de Gran Bretaña. El tema: la autorización de los británicos para la exploración petrolera en la zona de las Islas Malvinas (Farkland, según su denominación).

El canciller Jorge Taiana ha sido portador de una carta en la que el ejecutivo argentino denuncia las acciones unilaterales emprendidas por Gran Bretaña el lunes en «la plataforma continental argentina bajo ilegítima ocupación británica» y ratifica el reclamo por la soberanía de las Islas.

En la nota se señala que varias resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) impiden a ambos países iniciar acciones unilaterales en la zona de litigio.

En la cumbre celebrada en Cancún, en un duro y razonado discurso Cristina Fernández de Kirchner (CFK) historió la ocupación de las islas por piratas ingleses, la evolución de la controversia diplomática mantenida durante 177 años y destacó el incumplimiento sistemático de Gran Bretaña de las resoluciones del Comité de descolonización. Entre otras afirmaciones dijo: “la política internacional sigue siendo, sólo y simplemente, una cuestión de relación de fuerzas. La cuestión Malvinas debe verse como un claro ejemplo. Esto es algo que debe interesar al mundo contemporáneo ya que el siglo XXI se caracterizará por la disputa de los recursos naturales, renovables y no renovables. Este tema es, si se lo piensa un poco más allá, un ejercicio de autodefensa de todos nosotros”. La alusión al sombrío destino de una Latinoamérica dividida tuvo el efecto buscado: apoyo unánime al reclamo argentino, aún de países que integran la Commonwealth.

Semejante apoyo no tiene precedentes. Recordemos -solo por dar algunos ejemplos- que en 1982 Colombia votó en contra de la Argentina por el tema Malvinas; EEUU se puso al lado de los británicos, el Chile de Pinochet colaboró con Gran Bretaña entregando datos de inteligencia que permitieron el hundimiento de barcos argentinos y otros se abstuvieron. Los gobiernos de Uruguay y Brasil en menor medida también incumplieron el Tratado Internacional  de Asistencia Recíproca (TIAR).

La situación ha cambiado radicalmente como hemos consignado. El gobierno de Colombia es pro norteamericano pero le ha puesto fichas a una OEA sin gringos (ver blog día 23), integra la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y apoyó el reclamo argentino. El gobierno de Chile -Michelle Bachelet mediante- acompañó las presentaciones anuales de Argentina en la ONU y la entrevista de su sucesor de derecha Sebastián Piñera con CFK dejó clara la voluntad del mandatario chileno de continuar la misma línea de política exterior.  El presidente de Venezuela Hugo Chávez, fiel a su estilo, hasta ofreció apoyo militar defensivo: “Argentina no estará sola en caso de agresión armada, como se quedó entonces (1982). La patria argentina es patria nuestra también”.

Afortunadamente el gobierno argentino ha dicho que no incurrirá en el error de “comer al caníbal” es decir, de responder a la violencia con violencia. El chascarrillo fue de Cristina Fernández de Kirchner en la reunión de Cancún y despertó simpatía unánime. Esperemos que las negociaciones sigan con firmeza pero sin excluir algunas sonrisas.