El jueves 11 de noviembre fue la audiencia en el Congreso nacional en Buenos Aires, Argentina,  y muchos diputados -finalmente- se enteraron de lo que ocurre en el Sahara Occidental, territorio libre ocupado por Marruecos. Un tema que no parece preocupar lo suficiente a los ciudadanos europeos aunque ocurre frente a sus narices.

La independencia  del Sahara occidental de España se concretó en 1975 constituyéndose la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en 1976. Ese mismo año el pueblo saharaui fue privado de su legítimo territorio  anexionada por Marruecos y Mauritania y desde 1979 quedó sólo en manos maroquíes al retirarse Mauritania de la zona que ocupaba. Comenzó entonces una diáspora que aún no termina. Algunos – la mitad de la población- encontraron refugio en campamentos de Argelia, otros emigraron al continente europeo, otros permanecen en campamentos aislados en su propio terruño. Precisamente en estos días, las fuerzas de ocupación marroquíes desmantelaron el asentamiento saharaui de Gdeim Izik, montado a 13 kilómetros de El Aaiún, con un saldo de 4500 heridos y 2000 detenidos. Hay indicadores de brutales violaciones a los derechos humanos más elementales  que hacen temer por un genocidio contra esta nación sin estado.

Un Muro humano de aproximadamente 2.720 Km. con soldados, armamentos y minas antipersonales, aísla a los habitantes del Sahara occidental. Es llamado el “Muro de la Vergüenza”, y como todos los muros, viola derechos humanos y normas internacionales.

Si bien la RASD es una de las más recientes repúblicas africanas,  el territorio y el pueblo saharaui están presentes en el concierto internacional desde 1960. En ese año la Organización de Naciones Unidas comenzó a ocuparse del proceso de “descolonialización” que concluiría con la retirada de España -conserva dos ciudades Ceuta y Melilla- la independencia de Marruecos y la del Sahara occidental. Sin embargo, la invasión de tropas extranjeras (Marruecos y Mauritania) y la incapacidad de España para cumplir su papel de administrador  han concluido por frustrar las aspiraciones del pueblo saharaui. A su vez, la ONU ha mostrado un inoperancia absoluta para garantizar la autodeterminación de esta nación a pesar de sus propias resoluciones en ese sentido.

Recordemos que ante la ocupación el pueblo saharaui organizó como su fuerza militar al Frente Polisario y combatió a los invasores llegando a una situación de predominio que auguraba el triunfo. Confiando en la ONU, el Polisaro  paró la guerra en septiembre de 1991 y aceptó la creación de la Misión para el Referéndum del Sahara Occidental (Minurso) cuyo objetivo “supervisar el cese de las hostilidades y organizar un referéndum de autodeterminación del territorio de la antigua colonia española”.

Aunque han pasado casi 20 años aún no se llevó adelante y el tiempo transcurrido le ha facilitado a Maruecos dotarse de armamento español. Un negocio que ha roto el balance de fuerzas y  que ha comprado el silencio de España, quien debía ser el garante del cumplimiento de las decisiones de Naciones Unidas. Es la lógica del mercado capitalista.

En la audiencia celebrada en el Congreso de la Nación, en Buenos Aires, Argentina, los representantes del pueblo saharaui Hash Hamed, ministro para las Relaciones con América Latina, y Salem Bachir, del Frente Polisario en Argentina, informaron sobre los últimos sucesos. Hamed denunció que “Naciones Unidas fue incapaz de poner fin a la invasión militar y España cedió a la presión y firmó acuerdos de reparto (del territorio) con Marruecos y Mauritania”.

Las resoluciones internacionales muestran que “la presencia de Marruecos es la de una fuerza ocupante”, sostuvo Hamed y reiteró el derecho “a la autodeterminación del pueblo saharui” avalada por el Consejo de Seguridad de la ONU en 1991. Esta es la razón por la que la Unión Africana (UA) organización supranacional del ámbito africano, no tiene a Marruecos entre sus filas: “Los estados africanos no aceptan a Marruecos porque ha violado la legalidad internacional y además ha transgredido el respeto a las fronteras de la etapa colonial para evitar conflictos bélicos entre los países. En 1982 la Unión Africana rechazó los argumentos de Marruecos y reconoció la postura de la República Árabe Saharaui Democrática y del Frente Polisario”.

Para los asistentes a la audiencia, entre los cuales, el partido humanista de la Argentina y representantes del Equipo de Coordinación Internacional que hicieron llegar su adhesión a la causa del pueblo saharaui una acción inicial es que «Argentina reconozca a la República Árabe Saharaui Democrática y establezca relaciones diplomáticas”. Con esto nos pondríamos a la altura de otros 85 países en el mundo, a la par de los sudamericanos Bolivia, Ecuador, Colombia, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Brasil –por su parte- ha reconocido al Frente Polisario como movimiento de liberación.

Hoy, en noviembre de 2011, la intensa represión marroquí amenaza con aniquilar al pueblo saharaui. La comunidad internacional debe actuar para evitarlo y demostrar que hay un mínimo de humanidad en la civilización actual.,