La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comenzó los bombardeos contra objetivos en Libia en marzo pasado y el número de víctimas civiles fue creciendo en seis meses hasta tres mil, sin contar los caídos en combates o escaramuzas. Estos datos surgen de fuentes no occidentales, con la excepción de los informes de Rolando Segura enviado especial de Telesur a Trípoli y, en ocasiones, de DPA, la agencia alemana. Justamente DPA es la fuente de la noticia de que “La Unión Africana, constituida por 53 naciones, se manifestó contraria a los bombardeos de las potencias imperiales sobre Libia y su titular, el presidente sudafricano Jacob Zuma, criticó que las naciones occidentales no aceptan el plan de solución pacífica presentado por el bloque”. Lo mismo ocurrió con las propuestas de la República de Sudáfrica y de Venezuela.

Hoy, cuando la presencia de tropas rebeldes en Trípoli le permite a la OTAN declarar un triunfo formal, los agresores pueden ingresar a la fase de la operación que realmente les interesa, esto es: la instalación de un gobierno que oficialice el reparto de la explotación del petróleo por parte de las compañías de los países europeos que componen la OTAN. Pero toda esa actuación y la falta de voluntad para buscar una solución pacífica ha sido criticada por cientos de personalidades en todo el mundo, que califican de “canallas” a los estados que arrollaron al pueblo de Libia leal al gobierno.

Los notables aglutinados en la iniciativa “Africanos preocupados”, son más de 200. Allí coinciden desde el escritor y estadista Wally Serote Mongane (Congreso Nacional Africano) al ex ministro de los Servicios de Inteligencia sudafricano Ronnie Kasrils. La salida del poder del líder libio Muammar Al Gaddafi inspira “el serio temor a un nuevo colonialismo”, expresaron en un comunicado.

“Una declaración firmada por 200 artistas, científicos y políticos africanos denunció que en el continente se intenta imponer “un nuevo colonialismo”, a la vez que calificaron como “Estados canallas” a Francia, Estados Unidos y Reino Unido, los principales impulsores de la actual agresión militar a Libia”, informó el corresponsal de Telesur-Rolando Segura. El Consejo Nacional de Transición (CNT) rechazó -asesorado por occidente- todos los intentos de paz, ejerciendo el rol de cómplice necesario del imperialismo.

La agencia DPA difundió una consulta al profesor africano de política, Chris Landberg, quien expresó que la Organización del Tratado para el Atlántico Norte (OTAN) violó el derecho internacional porque “tenía en vista el cambio de gobierno en Libia”. Por cierto, la intelectualidad progresista de occidente ha repudiado la agresión de la OTAN, sin que esto signifique en la mayoría de los casos, un apoyo al gobierno libio o a la figura de Gadhafi.

Los jóvenes de la Unión Africana y la Liga Juvenil del partido de gobierno en Sudáfrica también han levantado su voz por la paz y alertando contra la nueva forma de imperialismo. “El imperialismo” vuelve con “violencia y brutalidad” contra el continente, afirman.

La actuación de la OTAN y el patético respaldo “legal” de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se realizó, aparentemente para proteger al pueblo libio de los ataques del gobierno controlado por Gadhafi. No se entiende bien cómo la OTAN podría obtener ese resultado bombardeando hogares, escuelas, granjas, comercios y centros sociales, pero es lo que se dijo y es lo que se hizo.

Lo que se entiende fácilmente, en cambio, es que en todo conflicto el camino es asegurar la paz y es evidente que si hubiera llevado adelante alguno de los planes presentados se habrían salvado muchas vidas de pobladores. En síntesis, lo que realmente importa -proteger la vida- se puede conseguir por el camino de la negociación y nunca por la guerra, que dará origen a más violencia. Ahora mismo y en el futuro.