La petición difundida por Avaaz.org que está circulando por Internet distorsiona los hechos a que se refiere y abre la puerta a una campaña internacional en contra del gobierno de Evo Morales en Bolivia.

El correo enviado por Luis Morago -Avaaz.org- con el asunto «Detengan la represión» empieza falazmente: no hay represión en curso en Bolivia. Hubo un hecho días atrás, pero fue sin autorización alguna de las autoridades responsables.

Dice el texto de Morago: «El pasado domingo, la policía boliviana usó gas lacrimógeno y garrotes para reprimir a hombres, mujeres y niños indígenas que están marchando en contra de una mega carretera ilegal, que cortaría en dos un área protegida de la selva amazónica.»

Las etnias amazónicas se oponen al paso de la ruta porque temen que ocasione severos daños en esa reserva natural. El Gobierno se ha manifestado dispuesto al diálogo pero ha dicho que también escuchará a los colonos de Yucumo del departamento de Beni, quienes apoyan el programa de vinculación vial.

Lo real es que la policía intervino sin autorización y, si bien, no hubo heridos graves, fue un hecho de violencia evitable. Es cierto que  días atrás el canciller David Choquehuanca  y otros funcionarios fueron secuestrados por los manifestantes para obligarlos a marchar con ellos -está probado y hay documentos gráficos-, pero igual se trata de un hecho cuestionable y de dudosa finalidad.

La ministra boliviana de Transparencia Institucional y Lucha contra la Corrupción, Nardi Suxo -por ejemplo- dijo a DPA  sospechar que la represión policial fue ordenada por jefes policiales para dañar la imagen del gobierno. 

El presidente Morales tildó de «imperdonable» el ataque policial y pidió perdón a los indígenas por la intervención, pero también negó que él o sus ministros hayan ordenado la misma.

El gobierno repudió los hechos  y los funcionarios renunciaron a su cargo. No hay crisis. Por otra parte, el presidente ya había ofrecido parar la construcción y dialogar pero quienes se niegan a hacerlo son los “marchistas”, instrumentados por ONGs internacionales, «antropólogos» extranjeros y locales de filiación derechista, y organizaciones de extrema izquierda.

Avaaz -al menos en los dichos de Luis Morago- habla del reparto de la importante reserva natural a manos de multinacionales, pero no brinda prueba alguna de algo que sería contrario a lo que ha hecho el gobierno de Evo Morales hasta el momento.

Morago invita al mundo a «unirse a los valientes indígenas» (autores de secuestro de personas) y firmar una petición para obligar a Evo Morales, cuya «situación es comprometida» -la carta suena a demostración de poder más que a defensa del ambiente- y, por cierto, a apoyar a una causa tan amplia e imprecisa que cualquiera firmaría: el apoyo es para «que termine la violencia y para proteger el amazonas». ¿Quien no firmaría por eso? Pero la realidad es otra.

Hace tiempo que se intenta potenciar a un líder indígena «manipulable» como opción -ante un derrocamiento por desprestigio o golpe de estado- a Evo Morales. La Actual campaña está organizada con esa finalidad  y la intransigencia demostrada por los indios es consejo de sus “asesores” porque estas comunidades tienen el diálogo arraigado en sus culturas. «La marcha debe llegar a La Paz a toda costa -explican- para tener un escenario propicio ante los medios de comunicación internacionales.»

Sobre el fin de semana hubo una concentración multitudinaria en apoyo al Presidente  Evo Morales y hay gente que espontáneamente se ha dirigido a cortar la ruta por la que los marchantes se arriman a la capital de Bolivia. La posibilidad de un enfrentamiento interno ha crecido en los últimos días. Desde luego, esto favorece a los organizadores de la marcha que están utilizando el justo derecho a reclamar para sacudir el sillón presidencial. Pero el gobierno está dispuesto a hacer los esfuerzos necesarios para impedirlo.

Las cartas petición de Avaaz tienen un apartado donde ponen: «Firma ahora y corre la voz». En nuestro caso, corremos la voz sobre lo que realmente pasa para que firmen quienes quieran pero a sabiendas de que son instrumentados en contra de un gobierno democrático y pacífico. Avaaz está equivocándose y con acciones como esta agotará su crédito.

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