Los análisis de datos recabados acerca de las elecciones de hoy 7 de octubre en Venezuela permiten concluir que la elección tiene dos -no uno- seguros triunfadores: el candidato Presidente Hugo Chávez Frías y el Pueblo.
Pero -este es el aspecto que queremos mirar hoy- la burguesía no está dispuesta a la consolidación del proceso revolucionario. Esta gente, que durante décadas distribuyó la renta petrolera entre un reducido círculo de personas y mantuvo al 70 por ciento de la población en la miseria más abyecta, pretende imponer su candidato a cualquier precio. Como ya sabemos, el precio en vidas humanas es el que menos les importa.
El plan es simple: desconocer el resultado de las elecciones de mañana e imponer que Henrique Capriles Radonski sea consagrado presidente. De no logarse este primer objetivo se procuraría generar un clima de violencia que justifique una intervención de los Estados Unidos o de otro país a sus órdenes.
Políticos y periodistas están alertando sobre estas posibilidades, como otros -también periodistas y políticos- crean el clima necesario para generar dudas en la opinión pública.
El presidente y candidato Hugo Chávez lo ha repetido en cada acto público: “La burguesía pretende desconocer el triunfo del pueblo”, y ha reiterado su argumento democrático: “la mejor vacuna contra el plan desestabilizador de la burguesía es ganar con una amplia ventaja de votos”. Rafael Correa también advierte una campaña para dudar de los resultados electorales en el caso -un hecho- de que triunfe Chávez. Refiriéndose al día 7, dijo: “no quiero inmiscuirme en asuntos internos de Venezuela, pero hay una campaña de manipulación para crear dudas sobre el resultado”.
Quien tuvo uno de sus acostumbrados exabruptos fue Roger Noriega, autor de un artículo que publicó también en Miami donde se despacha con que “Hugo Chávez tiene la intención de desconocer mediante la violencia un resultado adverso en las elecciones presidenciales” del domingo.
El periodista Nicanor Cotayo señala que un “periódico de Miami, El Nuevo Herald, entró a formar parte de la maquinaria propagandística del candidato presidencial venezolano Henrique Capriles Radonski”, señalando así la entente que se ha formado para intervenir en los asuntos internos de Venezuela. Recordemos que el Nuevo Herald tituló en esta campaña:«No más petróleo gratis para Cuba».
Cotayo rescata un comentario de ENH en primera página de este lunes, que él entiende de este modo: “en caso de un resultado incierto, donde la victoria de Chávez o del opositor Capriles sea demasiado justa, varios analistas en Washington advierten que la estrategia puede verse superada por los acontecimientos». O sea: la prudencia se dejaría de lado para “imponer a su candidato presidencial de la oposición”.
El periodista Jean-Guy Allard subraya que “esta salida a escena de Roger Noriega forma parte de lo denunciado por órganos venezolanos de difusión masiva, en el sentido de que está en marcha un plan desestabilizador diseñado por la CIA y ejecutado por la Embajada de Estados Unidos en Caracas.”
Por supuesto no podía faltar el componente conspirativo español, presente en toda la región del caribe. ABC, derecha, se sumó escribiendo que Capriles Radonski había ganado una votación previa -en la cual no participó- y, bajo el título “Alerta en Venezuela”, dio por cierto que “existe un complot chavista” en el que imagina “comandos armados en las calles”.
Hay más medios de comunicación en este plan. Nos quedamos con la opinión de Jimmy Carter, quien afirmó que el proceso electoral venezolano es «el mejor del mundo». Lo dice alguien que tiene experiencia: “ha participado en más de 90 comicios en distintos lugares del planeta, y cuando hace 6 años Hugo Chávez ganó por segunda vez las elecciones presidenciales, Carter declaró a la prensa que ocupó la delantera «limpiamente y con imparcialidad».
Más allá de las opiniones esclarecedoras que advierten sobre las maniobras de la derecha y del apoyo internacional de la izquierda al proceso revolucionario en Venezuela, el único que puede garantizar la victoria es el pueblo venezolano, firme junto a su líder.