¿Para dónde miraban los países que integran el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas cuando ni uno de esos países se opuso a la resolución de la ONU que autorizaba a “la comunidad internacional” a intervenir en Libia para evitar una masacre del pueblo por parte del gobierno? Hubo cinco países que se abstuvieron de avalar esa disposición -no la compartían- pero lo hicieron a sabiendas de que absteniéndose la permitían ¿En cuánto disminuye la responsabilidad de Alemania, Brasil, India, Rusia y China esa abstención? Consideremos que los dos últimos estados son miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

Vamos a dejar de lado, porque lo absurdo no tiene explicación, que la resolución 1973 autorizaba la intervención de la comunidad internacional para  «proteger a los civiles y a las áreas pobladas bajo amenaza de ataques«. Por lo tanto, no se explica por qué  la OTAN se autoerigió como representante de “la comunidad internacional” y tampoco por qué hicieron exactamente lo contrario a lo que se les pedía y asesinaron civiles en áreas pobladas. Por lo tanto, el tema de fondo es que no se puede volver a autorizar ninguna intervención militar sobre ningún país y, en un caso extremo, debe involucrarse  la propia ONU.

Pero atención con los países que no avalan pero permiten las intervenciones. Son responsables por omisión. Por “pasotismo”.

En esa dirección de evitar que pueda volver a darse un autorización para atacar, vejar, someter y matar a personas inocentes por la razón que sea, es valiosa la declaración del ALBA hace unos días. Ayer 9  de septiembre para ser precisos.

Los ministros de Relaciones Exteriores de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA),  reunidos en Caracas, Venezuela, han dado a conocer una declaración condenando la intervención militar de la OTAN en Libia, denunciando que se trató de “una operación militar de cambio de régimen bajo la doctrina de guerra preventiva, manipulando la ONU en función de sus intereses geopolíticos y económicos y en violación de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad.”

Exigen “el cese inmediato e incondicional de los bombardeos y de la intervención militar de la OTAN en el territorio libio y deploran el hecho de que la OTAN haya desconocido las insistentes gestiones de la Unión Africana en búsqueda de una solución de diálogo y paz para el conflicto interno de Libia, como así también el papel cómplice de varios de los grandes medios de información internacional,” que se han “prestado para distorsionar la información sobre lo que acontece en Libia.”

Hay más argumentación del ALBA sobre Libia pero nos interesa destacar que “en aras de contribuir a respaldar los esfuerzos de paz que reclaman la mayoría de los pueblos del mundo, los Ministros acuerdan encaminar las siguientes acciones:

“Promover la discusión en la Asamblea General de la ONU sobre los peligrosos precedentes que se han creado en torno a Libia y sobre la protección de los derechos soberanos de esa nación árabe de África y dirigido a garantizar que Libia no se convierta en un protectorado de la OTAN o del Consejo de Seguridad de la ONU.»

Promover la investigación y monitoreo del uso de los fondos congelados de las reservas financieras de Libia, con rendición de cuentas a la Asamblea. El alerta deL ALBA a la Comunidad Internacional incluye la investigación de los crímenes realizados en Libia por la OTAN; una compilación de la manipulación y mentiras mediáticas promocionadas por el Imperio para justificar la agresión al pueblo libio; y “rechazar que el escaño correspondiente a Libia en las Naciones Unidas, sea ocupado por una facción o autoridad transitoria ilegítima impuesta por el intervencionismo extranjero.”

En cuanto a la amenaza que este antecedente supone para Siria, proponen “al gobierno sirio el envío a Damasco de una misión de altos representantes o Cancilleres del ALBA-TCP y de aceptarse, reportar sobre esta gestión a los países latinoamericanos y caribeños por medio de UNASUR, CARICOM, SICA y el Foro Unificado CALC – Grupo de Río, e invitar a la participación de aquellos que deseen sumarse a esta iniciativa”; y respaldar, junto a los países No Alineados miembros del Consejo de Seguridad, el proyecto de resolución promovido por Rusia y China con respecto a Siria.

Entendemos –es nuestra opinión– que lo anticipado por estas potencias en el sentido de que no avalarán una nueva agresión de la OTAN con garantía de la ONU no significa compromiso con el gobierno sirio sino con la paz internacional. Entusiasma la posibilidad de que los pueblos presionen a sus gobiernos para respetar el principio de no intervención en los asuntos de otros países y la salvaguarda de la paz internacional.