En La isla de Gran Canaria, España, en 1976, humanistas de unos 20 países participamos durante un mes de trabajos de capacitación que incluían cada día una conferencia dictada por SILO. El día 14, el maestro habló sobre “las condiciones para el trabajo en equipo”, una de las enseñanzas que nos regaló insistentemente. Los apuntes tomados fueron recogidos en un libro que se repartió sin correcciones. Pasado un tiempo, encontré una versión que había tomado personalmente y que ofrezco ahora que tan necesaria es esta manera de trabajar. (Extraído de “Canarias 76”, día 14)

«Una condición fundamental es la de querer al ser humano, lo que implica creer en él. (Leer los seminarios de la Misión del 80, día 30).

«Querer y creer posibilitará que cada uno de los integrantes pueda ver más allá de las propias necesidades y anteponer o conciliar con los objetivos del conjunto, los propios objetivos.

«El trabajo en equipo, para los humanistas, es una forma de acción sobre nosotros mismos (interior, no exterior) que requiere ciertas condiciones:

«1 – Es mejor pero no imprescindible que haya una cierta facilidad en la relación entre los componentes del equipo (observar el tipo de relación muscular que cada uno tiene con los otros: 1. fluida; 2. en rechazo; o 3. inestable).

«2 – Se intencionará una adecuación interna en la relación con el otro que tendrá que ver con una actitud de conexión, de trato humano, tomando esto como una actitud que propicia la intencionalidad y la participación.

«Esto facilitará que las resoluciones que se tomen sean las que más convienen al conjunto, y  que cada uno acepta como afirmación del  propio punto de vista.

«3 – En el intercambio habitual de personas no capacitadas se ponen sobre la mesa puntos de vista y estos salen con pasión (estado de alteración emotiva) por la defensa del punto de vista personal, que genera tensión (esto revela un alto grado de preocupación por lo externo, imagen de sí, por ejemplo).

«La tensión intelectual está ligada a un tono corporal (atención tensa), producto de una tensión muscular. Lo correcto es atender sin tensión; pero si me relajo, siento que me alejo del tema. No es así, no bajo el nivel de conciencia. Lo que sucede es que no hay esa tensión que está fuertemente grabada en la memoria

S»i la tensión muscular baja, las ideas comienzan a ir y a venir con gran velocidad, el trabajo se hace fluido y sin posesión -bajan las barreras musculares y la mentales- y el trabajo se hace desapasionado, más reflexivo y todo puede aceptarse sin barreras.

«Este punto de vista atiende a la relación interna, fluida. Si el cuerpo se tensa se trata de poseer la ideas y una imaginaria posición en el grupo; si se distiende, la cosa se hace franca, fácil y humana. Esto de estar atento copresentemente a las distensiones internas es “trabajo interno”.

«Todo esto tiene que ver con una dirección mental: divergente o complementaria. No hablamos de que se discuta o no. Hablamos de que suma sólo para sí o se atiende a sumar al conjunto (en la dirección del espíritu de cuerpo, del engrandecimiento de la obra común).

«Pensemos, simplificando, que sólo se dan dos posiciones: una dirección centrípeta (creo que todo se refiere a mi) o centrifuga (atiendo al proyecto común). Se está en la dirección del problema, o más allá del él, en la solución.

«Esto tiene que ver con la capacidad de dar.

«El equipo es una escuela de formación, de reflexión, de sinceridad. No de cálculo, sino de comunicación profunda».