El Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (Mopassol) de Argentina, expresó  públicamente su adhesión al “Encuentro  del Cono Sur sobre Empresas y Terrorismo de Estado» celebrado en Buenos Aires y efectuó las consideraciones que publicamos más abajo. Aunque extenso es un documento valioso para ampliar la comprensión sobre la participación civil en la dictadura 1976/83. También el anticipo de lo que puede pasar -rogamos que no- en algunos países de Europa.

“El plan económico presentado el 2 de abril de 1976, a pocos días del golpe de estado que sumió a nuestro país en una de las más feroces dictaduras de Latinoamérica, no fue un hecho aislado sino que formó parte de un proyecto imperialista de dominación, apoyado por sectores oligárquicos y empresariales del país, y trajo consigo medidas como el flujo de importaciones masivas con bajos aranceles que condujeron al consiguiente desastre económico para las pequeñas y medianas empresas nacionales, originando el desempleo masivo de trabajadores.”

“Además de una profunda reforma de las leyes laborales, la prohibición de las huelgas y la intervención a los sindicatos, sostenida por la política represiva implementada por la Junta de Gobierno, el Ministerio de Economía encabezado por José Alfredo Martínez de Hoz promovió el congelamiento de salarios. Mientras tanto una serie de compañías extranjeras desplegaban sin ningún impedimento sus prerrogativas para el cierre o la absorción  de empresas de menor tamaño, asfixiadas por la crisis económica.”
 
La deuda externa generada por la dictadura llevó al país  a una creciente dependencia con respecto a los acreedores, que ejercieron su poder de decidir y vetar las políticas económicas de nuestro país que no resultaran convenientes  a sus intereses.”

“También formaron parte del plan la reducción del gasto público y la privatización de las empresas nacionales, que provocaron la desocupación de miles de personas. El desastre económico y la alta tasa de desempleo reavivaron las luchas de los trabajadores, quienes sobreponiéndose a la intervención de los sindicatos trabajaron a reglamento, organizaron importantes huelgas, a pesar de la prohibición expresa que pesaba al respecto, protagonizaron “marchas del hambre” y realizaron manifestaciones callejeras.”

“Los reclamos de los trabajadores nucleados en comisiones internas y cuerpos de delegados de diversas empresas beneficiadas por las nuevas pautas económicas -como Mercedes Benz, Tensa, Astarsa, Ford, entre otras-  fueron duramente represaliados.”
Hombres armados fueron destinados por los empresarios para el «control de la productividad», aunque su verdadero objetivo era «marcar» a los obreros que se oponían al plan de destrucción de la industria nacional.”

“Así desaparecieron físicamente cientos de trabajadores que luchaban dentro y fuera de las fábricas, y que pasaron a engrosar la larga lista de estudiantes, militantes sindicales y políticos que, luchando por un sistema justo, fueron asesinados, detenidos y desaparecidos  en centros clandestinos de detención, de manera similar a lo que ocurría en otros países del Cono Sur como Chile, Paraguay, y Uruguay, que -respondiendo al mismo proyecto imperialista- soportaron dictaduras similares.”

“Como muestra indiscutible del apoyo brindado a la dictadura cívico militar por diversos  sectores empresariales cabe citar las declaraciones que el representante en la Argentina de la fábrica de  armas Krupp, príncipe von Lobkowitz, publicado por el diario La Nación en 1980. Decía que: “En Europa se tiene la falsa interpretación de que los gobiernos militares son dictaduras, no saben  que aquí, en la Argentina, hay hombres, los militares que también son gobierno, que aman a su patria y por eso la han protegido de que caiga en manos marxistas. En Argentina son 25 millones de habitantes, contra 10 mil. Creo que cuando es necesario defender a 25 millones de seres sanos, contra 10 mil, que desaparezcan los 10 mil…”

 “Por su parte la Junta Militar,  proclamaba que el objetivo del golpe fue «terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo».  Para examinar con detenimiento qué entendía la dictadura argentina como subversión es necesario recordar las palabras del  dictador Videla: «un terrorista no es sólo el portador de una bomba o una pistola, sino también el que difunde ideas contrarias a la civilización cristiana y occidental», concepto  reafirmado más tarde por el entonces gobernador de facto de la provincia de Bs. As., general Ibérico Saint Jean, al declarar: «Primero vamos a matar a todos los subversivos, después a sus colaboradores; después a los indiferentes y por último a los tímidos».  Estas concepciones fascistas aplicadas sin piedad implicaron la persecución a todo militante sindical o político y a cada trabajador que se opusiera al plan político y económico de entonces.”
 
“Por todo ello, en la actualidad, cuando la justicia ha llevado al banquillo y condenado a muchos de los militares y policías que violaron los derechos humanos, es necesario investigar y desenmascarar a los empresarios que mediante los medios antes mencionados contribuyeron a sostener el régimen dictatorial, al mismo tiempo que obtuvieron enormes ganancias a costa de la desaparición y muerte de los militantes populares.

“Ellos son responsables y deben ser juzgados.”

Mopassol, Mesa Directiva, Buenos Aires, noviembre de 2011