El viernes se conmemoró otro aniversario del holocausto del pueblo judío, como se conoce el intento nazi de aniquilar totalmente a la población judía de Europa, que culminó con la muerte de unos 6 millones de judíos y otras minorías (gitanos, comunistas, socialistas, testigos de Jehová, homosexuales).

En esos años de pre guerra, un generalizado incremento de la violencia, un considerable caos económico y político, el colapso monetario (en USA y luego en Weimar) y la inseguridad que provocan esos factores en la población trabajadora y media, constituyeron un contexto ideal para el surgimiento de un líder fuerte y mesiánico al que las masas alemanas siguieron sin objeciones. En esa trama surgió “la cuestión judía” y la “solución final”, una afrenta para la civilización.

Respecto del holocausto y la persecución a los judíos la población del mundo tomó cuatro “actitudes básicas: 1.violenta y agresiva, sobre todo por parte de los radicales nazis; 2. de aceptación de las normas legales de discriminación y exclusión; 3. crítica, por motivos morales, religiosos, humanistas, éticos, económicos e ideológicos, por parte de diversos sectores sociales; y 4. de indiferencia”.

El 1º de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó la fecha del 27 de enero Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto. Un día especial, “un importante recordatorio de las enseñanzas universales del Holocausto, atrocidad sin igual que no podemos simplemente relegar al pasado y olvidar».

Hoy, nuevamente Europa vive años inciertos y se reiteran escenarios similares que pueden derivar peligrosamente. Lo que sigue es la visión de un espíritu sensible que nos previene: “Para que la historia no se repita, es necesario anticiparse a ella”.

27 enero: Jornada de la memoria, jornada por el futuro

“No puedo tener una memoria directa, sino solo una memoria histórica. Como todo ser humano, soy un ser histórico y social.

“En cuanto ser humano, en mi memoria existen eventos que no he vivido directamente, sino que me han sido transmitidos por mis padres y por los padres de mis padres. Sus sufrimientos son también mis sufrimientos, tal como sus alegrías son también las mías.

“Hoy me encuentro con un patrimonio que me permite reconocer, antes de que sucedan, los posibles errores y horrores que ya fueron vividos por la humanidad que me precedió.

“La memoria de esos errores y de esos horrores me transmite la imagen de un muro.
Un muro que una vez más se está levantando entre las mejores aspiraciones humanas y la realidad. Un muro que tiene como base los “valores de la raza” y los instintos primitivos y zoológicos.

“Sobre esta base si erigen, con evidente sincronía cromática, etnocentrismo y racismo.
La sincronía continúa, porque sobre él se apoya el odio, la xenofobia y la violencia.
Lo reconozco. Es el mismo muro detrás del cual se consumó el holocausto.

“Pese a que tenga colores distintos y se muestre de forma más aceptable gracias a un velo de democracia formal, lo reconozco. Es el mismo muro. No tengo ninguna duda. La memoria no me engaña.

“La memoria me dice que no hay tiempo que perder.

“Ese horror no llega de la noche a la mañana. Ese muro no fue construido en un día.
Fueron muchos los que vieron ese muro que se levantaba lentamente, día tras día.
Fueron muchos los que pensaron que en el fondo era solo un muro y que en cualquier momento alguien lo botaría.

“No fue así. Mis padres y los padres de mis padres llegaron a comprenderlo muy tarde.
Y hubo violencia. Mucha violencia. Cuando se llega demasiado tarde no queda más que la violencia.

“Y llegó la liberación. Pero la violencia no se mata jamás a sí misma. Hubo liberación, pero no de la violencia del poder abrumador. Lo demuestra el muro que una vez más se está levantando entre las mejores aspiraciones y la realidad.

“La memoria es para el futuro, de otro modo no sirve para nada.

“La memoria nos dice que, antes que la violencia levante vuelo, es necesario derrumbar el muro. No hay que cometer el mismo error que nuestros padres. Esta vez es la no-violencia la que debe entrar en escena.

“Ese muro debe ser derrumbado antes de que sea demasiado tarde. Antes de que se haga necesaria más violencia.

“Para que la historia no se repita, es necesario anticiparse a ella. Y no existe otra forma de anticiparse a la repetición de la historia sino con la no-violencia.

“No dejemos que aquellos que gozan de esta falsa democracia detengan la historia y nos arrastren nuevamente hacia una inevitable violencia.

“La memoria es de todos. El futuro es de todos. No lo dejemos nuevamente en sus manos.

“Esta vez seremos más veloces. Esta vez nosotros seremos la historia”.

Carlo Olivieri, Equipos de base del Partito Umanista