El 6 de enero de 1938 nació Mario Luis Rodríguez Cobo, quien fuera conocido en el mundo por su seudónimo: SILO. Fue un día como hoy, hace 74 años.

Entre quienes lo conocieron hay quienes dicen que falleció el 16 de septiembre de 2010. Otros prefieren destacar que la suya fue una muerte anunciada por él mismo, destacando su voluntad de cerrar su ciclo vital antes de que el deterioro físico alcanzara su cuerpo y llenara de dolor a quienes lo amamos entrañablemente. Otros, quizás los que mejor comprendieron su doctrina, sienten que Silo habita en cada uno de los que continúan su obra.

En una gira por Chile y Perú, en los años 90, más precisamente en Iquique (también visitó Arica y Tacna), alguien le preguntó cómo ser cómo él y Silo respondió que no se trataba de imitar un modelo externo, por bueno que a uno le pareciera. Pero que, si el interés era la comunicación entre ambos, buscara en su interior y allí se encontrarían. “Si tu profundizas en ti, y yo en mí, allí nos encontraremos”.

Hoy, en Punta de Vacas, en la cordillera de Los Andes, confluimos espontáneamente cientos de amigos que queríamos celebrar su nacimiento, un día que está destinado a crecer en trascendencia como está creciendo la figura de Silo.

Creador del humanismo moderno -también llamado Humanismo Universalista- referente de la No violencia en el último tercio del siglo 20 y comienzos del 21, el último legado del Maestro Silo -después de los Trabajos de Escuela- fue El Mensaje, una guía para profundizar en la espiritualidad de cada uno y llegar a una nueva sensibilidad social.

En el encuentro de hoy al mediodía, hora de Punta de vacas, realizamos una ceremonia de recordación y luego Ana Luisa Cremaschi introdujo un breve escrito de José Caballero -Prako- uno de los maestros que trabaja en España sobre temas de Escuela. Lo compartimos con ustedes tal como le leyó Ana Luisa.

Queridos amigos presentes y copresentes, recordando la llegada de Silo a este mundo, leeré para ustedes unas inspiradas palabras que enviara José Caballero para este momento de encuentro y que dicen…

“La humanidad produce muy de tarde en tarde hombres superiores que ven más allá, mucho más allá, infinitamente más allá; son hombres que nunca pasan… por lo que siempre hay que volver a ellos.

“Y hoy…

“Quiero volver de nuevo a ti, como tantas veces, saboreando el encuentro, del modo que, sabiamente, propusiste: “si tú profundizas en ti… y yo en mí… allí nos encontraremos”.

“Y hoy…

“En el aniversario de tu venida a este mundo, queremos abrazarte porque siempre has estado a nuestro lado y has sido, por lo tanto, nuestro Amigo. Nos has acompañado y has sido, pues, Compañero. Nos has enseñado como insuperable maestro. Nos has orientado con fuerza, sabiduría y bondad, regalándonos, generosamente, tu afecto, el inestimable privilegio del afecto del mejor de los Guías.

“En este día en que la memoria rescata lo hecho y lo por hacer, siento tu aliento para seguir haciendo y seguir caminando.

“Compañero…, Amigo…, Maestro…, Guía.

“Para ti el abrazo del alma, el abrazo profundo de paz, fuerza y alegría.”

José Caballero