El mundo se está volviendo demasiado obvio y ya no hace falta explicar demasiado lo que significa la izquierda y la derecha, lo progresista y lo conservador. Hace poco vimos un vídeo donde los ricos tomaban champagne en un ancho balcón observando divertidos una marcha de pobres que reclamaban trabajo y repudiaban el sistema financiero de los Estados Unidos. Ahora se difundieron entretelones del Congreso del Partido Conservador en el Reino Unido de Gran Bretaña (Conservative Party o Conservative and Unionist Party). Todo de una obscenidad subida.

Lo que sigue es noticia que circuló hoy en la prensa internacional: entre otros,  se presentaron dos impactantes proyectos de ministros en ejercicio en el gobierno británico: uno, que no se confirmó luego, fue de la  autoría  del primer ministro, David Cameron, quien pretende crear un «impuesto a la obesidad». Lo confirmaremos.

El otro proyecto ministerial,  este sí público y difundido profusamente, fue obra de la ministra del Interior, Theresa May.  Ella anunció que propiciaba la  eliminación de la legislación británica de la ley de derechos humanos.

May quiere borrar la legislación de DD.HH porque entorpece políticas internas del Reino Unido y ella quiere facilitar la deportación de convictos extranjeros.  De una manera gráfica, esto es patear  la convención europea de derechos humanos. Debemos recordar que los conservadores nunca estuvieron muy felices de integrarse con Europa, ya que sienten que son anglosajones y quisieran estar en status superior, junto al Imperio USA.

La legislación de Derechos Humanos «debe desaparecer -dijo la súper ministra-, para así devolver la cordura al sistema de inmigración del país».

A pesar de que es terrible, hay detalles para sonreír con las/los Tory. Véanlo por ustedes mismos y sabrán por qué a Theresa también la llaman “Cruela”.

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