El pasado jueves, el Departamento de Justicia estadounidense acusó a Irán de ser el instigador y financiar un plan para asesinar al embajador de Arabia Saudita en EE.UU., Adel Al-Jubeir, con la ayuda de un miembro de un cartel mexicano de narcotráfico. También se habló de actos terroristas en Argentina y en Arabia Saudí pero luego fueron desmentidos.

Sin embargo, pocos creen en la veracidad de las afirmaciones del gobierno de Barack Obama y hasta la cadena CNN ha difundido las “dudas razonables” que despierta la acusación que involucra a sólo dos personas, una de las cuales está detenida.

El gobierno de Irán ha rechazado las acusaciones considerándolas parte de una campaña orquestada por Washington para difundir la “Iranofobia” en el mundo y distraer la atención respecto de ola del despertar islámico que ha hecho caer o mantiene al borde de la derrota a los regímenes aliados de EE.UU. en el norte de África y en el Oriente Medio. Igualmente, para  evitar que el mundo dirija la mirada sobre las protestas del movimiento «Occupy Wall Street» (Toma Wall Street), expandido a lo largo del territorio estadounidense. 

Lo que sigue son testimonios que se suman al coro de dudas.

El ex consejero del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Gary Sick, calificó el jueves de «inverosímil» la acusación estadounidense contra Irán en el caso del supuesto complot para asesinar al embajador saudita en el territorio norteamericano. «A mí me parece muy difícil de creer. De hecho, este complot, si fuese verdad, dista mucho de las políticas y procedimientos iraníes», opinó Sick, según informa PressTV. El ex consejero estadounidense destacó que “Irán nunca ha realizado ni intentado llevar a cabo un asesinato o atentado dentro del territorio norteamericano.”

Gareth Porter, historiador y periodista de investigación especializado en políticas de seguridad nacional de los EE.UU., expresa en PDM GLOBAL: “Mientras el gobierno de Barack Obama denuncia al gobierno iraní como “responsable” del presunto plan para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington, los documentos legales que proveen evidencia en el caso ofrecen múltiples muestras de que se trató principalmente del resultado de una causa armada por el FBI.”

Refiere que «cuando Arbabsiar se encontró por primera vez, el 24 de mayo, con el informante de la DEA, a quien creía parte de un cartel de drogas mexicano, lo hizo para cerrar un trato para vender grandes cantidades de opio proveniente de Afganistán. Se apoya en el hecho de que “los carteles de droga mexicanos han comenzado a conectarse con los narcotraficantes de Medio Oriente para facilitar la producción y venta de heroína”, según un informe de enero pasado de Border Beat, un servicio de noticias online de estudiantes de periodismo de la Universidad de Arizona.

El mexicano Eduardo Lliteras Sentíes, por su parte, opina que “en el nuevo cuadro de inestabilidad en Medio Oriente, provocado por la combinación de la llamada Primavera Árabe y las intervenciones militares y de inteligencia de Occidente, Irán sigue siendo la reina en el tablero de ajedrez a la que se quiere dar jaque mate.”
Lliteras coincide en que el “compló” forma parte de las presiones de Washington contra ese país pero da relevancia a la hipótesis de que es también “una estrategia para justificar la llamada guerra al narco y su elevación en el escalafón hacia la guerra al narcoterrorismo como exigen los “neocons” -republicanos en el Congreso- y la industria de guerra de EE.UU. 

“La estrategia es convertir a todo México en territorio de guerra al narcoterrorismo (y enviar tropas a nuestro país),” arriesga el mexicano. 

 “Otra muestra de la capacidad de mentir de Washington -sigue el mismo escritor- han sido las operaciones de introducción de armas en México para dotar de poder de fuego a los narcos y otros grupos, con el pretexto absurdo del combate a la delincuencia organizada. Allí están de muestra las operaciones “Rápido y Furioso” y “Receptor Abierto”, ambas realizadas durante el presente sexenio panista y que muestran una auténtica política de Estado criminal, pues Receptor Abierto fue llevada a cabo por la administración Bush y Rápido y Furioso por la administración Obama.” 

 “Con el ingreso abierto a México de todas las agencias de espionaje estadounidense habidas y por haber con el pretexto de la guerra al narco, nuestro país parece haberse plegado por completo al esquema desinformativo de la política exterior yanqui y a sus maniobras sucias.”(…) El “compló” denunciado ayer, apesta” concluye.

[email protected]  Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.