Es habitual que las reuniones cumbres en cualquier lugar del mundo aprueben documentos y resoluciones que se han discutido concienzudamente durante un tiempo,  redondeadas en los días previos en reuniones presenciales. Por eso, no hay discusión  entre los presidentes o Jefes de Estado. Sólo  discursos destacando los acuerdos, la foto histórica del conjunto y reuniones bilaterales  donde se cuecen las habas más duras.

En el caso de la última cumbre, que dio lugar a la creación de la CELAC, algunas cosas se cocinaron previamente y otras se llevaron como aportes de la UNASUR -que lleva tiempo trabajando en conjunto- para su consideración por los países de Centroamérica y el Caribe.

En los últimos días de noviembre la UNASUR consideró algunos aspectos técnicos de importancia a la hora de hacer efectivo un despegue tecnológico de los Estados Unidos. El 29 hubo una primera reunión de los ministros de Comunicaciones y Tecnologías en la ciudad de Brasilia, en tanto que el 30 tuvo lugar otra reunión del Consejo Sudamericano de Infraestructura y Planeamiento. De ambas han surgido resoluciones de gran importancia.

En materia de comunicaciones UNASUR va a implementar un “anillo de fibra óptica que tendrá una extensión de 10 mil kilómetros” destinada a Internet, lográndose por esta vía un tráfico de datos e información de todo tipo -incluso militar- más rápida, barata e independiente. Por si no lo sabían, la nota de prensa de la reunión del día 29 advierte que hasta hoy “el 80 por ciento de las comunicaciones latinoamericanas vía Internet pasan por Estados Unidos.”

Es una dependencia más que va a terminar en dos años.

Por otra parte, “la reunión del Consejo de Defensa de la Unasur, realizada en Lima el 11 de noviembre, acordó 26 trabajos en el contexto del plan de acción 2012 para la integración en materia de defensa y la creación de una agencia espacial regional.» Sobre este tema no hubo información detallada, pero está clara la dirección de avanzar en contenidos de defensa común y aumentar la cooperación entre países, de la industria naval y aeroespacial y en el área de la ciberdefensa.

Por cierto se ratificó también que si bien esa concepción de defensa es un requerimiento de los avances imperiales, es firme la voluntad de que América latina siga siendo una región libre de armas nucleares y amante de la paz.